Te contamos como preparar una sopa de miso, y por qué sus propiedades y beneficios la convierten
en el mejor plato para el invierno
Si queremos buscar el equilibrio a través de la alimentación y especialmente en invierno, es aconsejable empezar la comida con un bol de sopa de miso. Quienes lo hayan experimentado, entenderán a qué nos referimos cuando hablamos de sus múltiples propiedades y beneficios. Tradicionalmente se consume en forma de caldo al que se le añaden algas marinas, sería la forma tradicional y ancestral de tomar “agua del mar” enriquecida.
Aunque es un alimento tradicional de Japón, la soja se cultiva perfectamente en nuestro país y el miso se puede elaborar sin ningún problema en nuestro clima.
El miso está catalogado como alimento medicinal de primera magnitud. ¿Por qué?
– Reproduce el medio acuoso marino e intracelular y por tanto, fácilmente asimilable por el organismo.
– La sopa de miso permite nutrirnos de minerales, abre el estómago contraído por el hambre y lo prepara para recibir los alimentos sólidos.
– El miso está hecho de soja y algún cereal, que junto a la sal marina han fermentado durante al menos 24 meses. Durante la fermentación aparecen enzimas como la amilasa, lipasas y proteasas, todas ellas de gran ayuda en la digestión.
– Por sus propiedades terapéuticas y beneficios para la salud se le ha denominado alimento medicina.
¿Qué beneficios y propiedades encontramos al tomar miso?
– Muy reconfortante, es lo primero que notamos y casi de forma inmediata, al estómago le sienta muy bien, por ser caliente y líquido le prepara antes de comer. Digerimos mejor.
– Su consumo contribuye a repoblar la flora bacteriana digestiva e intestinal por la aparición de los lactobacillus y enzimas en su fermentación ayudando en los trastornos digestivos e intestinales mejorando problemas de flatulencias, diarreas etc.
– Fortalece el sistema inmune.
– Rico en lecitina que ayuda a digerir el colesterol de las paredes sanguíneas, da elasticidad a los vasos sanguíneos, previene la hipertensión y la acumulación de grasas.
– Muy útil en convalecencias. Recuperar el apetito es el primer paso para la recuperación de la persona.
– El miso es rico en B12. Mantiene el sistema nervioso despierto pero sin excitación.
– Ayuda a alcalinizar y limpiar la sangre de ácidos y tóxicos.
– Reduce los efectos nocivos del tabaco y del alcohol, polución ambiental, problemas de la piel y alergias en general.
– Se utiliza como alimento descontaminante de la quimioterapia y para eliminar elementos radioactivos de la radioterapia. En la explosión de la bomba atómica de Nagasaki, hubo unos médicos y sus colaboradores que pese haber trabajado durante 2 años en un hospital al cuidado de los afectados no sufrieron efectos de la radioactividad y lo atribuyeron a que tomaban diariamente sopa de miso. En 1972 unos científicos japoneses descubrieron que el miso contiene una sustancia denominada Zybicolina que se une a los metales pesados y elementos radioactivos que invaden el cuerpo humano y los expulsa del organismo.
– El más aconsejado y usual es el mugi miso (soja y cebada, valorar que tiene un poco de gluten).
Cocinar una sopa de miso
Ingredientes:
– Verduras variadas como zanahoria y sus hojas, col, cebolla, calabaza, puerro, cebolleta, perejil, berros, nabo y sus hojas, rabanitos y sus hojas, etc. Bastan 2 verduras, una de raíz o redonda y otra de hoja.
– Uno o dos shitake
– Tacos de tofu o tempeh.
– Mugi miso: 1 cucharada de café por ración (comprar mugi miso no pasteurizado y biológico de este modo evitamos la soja transgénica y nos beneficiamos de su efecto probiótico).
– 1 ración de alga wakame o dulse por persona (el tamaño de un sello de alga seca).
– 1 Bol de agua por ración.
– 1/2 cucharada sopera de hoja verde fresca picadita (puede ser cebolleta, perejil o apio) para compensar el exceso de calor y cocinado aportando un toque yin.
Preparación:
1.- Remojar el alga en el cuenco de agua unos 5 minutos.
2.- Mientras lavar y cortar las verduras en trocitos pequeños.
3.- Poner a hervir el agua con el alga.
4.- Cuando rompe el hervor añadir las verduras y dejar hervir destapado de 3 a 5 min.
5.- Bajar el fuego al mínimo y diluir el miso en una tacita aparte con ayuda de un poco de caldo de la cocción.
6.- Añadir el miso diluido a la sopa y con la llama apagada o al mínimo, remover lentamente 1-2 minutos sin dejar que hierva para activar el fermento. Recordar siempre con el fuego apagado, el miso no debe hervir ya que si no, el fermento muere (Cuando el fermento se activa, aparecen como unas pequeñas “nubes” en el agua).
7.- Apagar y dejar reposar unos minutos antes de tomar.
8.- Añadir la hoja verde picada y servir.
Mayoritariamente en otoño e invierno se aconseja tomar de una a dos veces al día, sobre todo al mediodía. Después dependerá de cada persona y sus necesidades energéticas y fisiológicas así como del clima donde vive.
La mejor forma de asimilar un conocimiento, es integrarlo a través de la experiencia. Quizás el sabor es algo distinto a lo que nuestro paladar occidental está acostumbrado pero en unos días se acostumbra. Os invito a probarlo en primera persona, al menos durante un par de semanas y prestar atención a cómo os sentís.
Elisenda Codina
Profesora de Acupuntura y Medicina Tradicional China
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