Mientras que los primeros libros occidentales que han tratado sobre los puntos gatillo miofaciales se remontan a mediados del siglo pasado, El tratado del Emperador Amarillo  nos habla ya de los puntos dolorosos de acupuntura. La ventaja no es poca, pues data su escritura de una época muy lejana: entre el siglo II y el V antes de Cristo, ¡vamos! una auténtica reliquia. Y en el fondo es una recopilación de conocimientos que llevaban ya años siendo tema de estudio entre filósofos y monjes taoístas.

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La propia cultura China, tan cerrada hacia su interior, ha permitido que nos lleguen conceptos tan potentes como el Qi o el Yin y el Yang por citar algunos de los más llamativos. Posiblemente otras culturas antiguas, como las precolombinas conectadas a la Madre Tierra, también hablaron de la energía para entender el funcionamiento del cosmos y el sitio, insignificante, que ocupa el ser humano en él.

Agujas acupuntura

Entre esos puntos de acupuntura, encontramos los que llamaron puntos Ashi, puntos de dolor. Al presionar sobre ellos la persona puede sentir diferentes grados de molestia, vamos que no es muy agradable que los aprietes. No tiene que coincidir con un punto clásico de acupuntura. Lo que está diciendo, y eso siempre es así en la Medicina Tradicional China, es que existe un bloqueo energético en ese punto. Saber eso permite al acupuntor utilizar diversas técnicas para mover lo que allí se ha estancado (energía, sangre o líquidos). Si pinchamos sobre el mismo punto lo que puede pasar es que la energía vaya hacia esa zona. Eso es contraproducente. Imaginaros que ese bloqueo se da en una carretera. Ha habido un accidente y dos vehículos obstruyen el paso. Siguiendo con el símil, la aguja hace un efecto llamada y más coches (energía) deciden acercarse a la zona… incrementando el dolor, la inflamación, etc… Pero a veces, según pinchemos esos puntos dolorosos (Ashi) sí que van a desbloquear el área y generar una mejoría bastante rápida. Por ello aprender una técnica de trabajo no es suficiente, hay que entender por qué pasan las cosas, en este caso y al usar agujas siempre desde una visión energética.

Ya hace muchos años que por ejemplos en los templos Shaolin, cuna de las Artes Marciales el tratamiento de los puntos Ashi, puntos de dolor, es práctica habitual. Los guerreros no podían estar mucho tiempo parados, esperando su recuperación, y entre diversas técnicas, pinchar sobre estos puntos proporcionaba efectos inmediatos. Por suerte, herramientas terapéuticas de este nivel han llegado hasta nuestros días y son de gran utilidad y actualidad.

Ángel López Hanrath

Profesor de Acupuntura en la Escuela Mans