[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Hay puntos en los músculos, también llamados puntos gatillo, que producen dolor si se acumula la tensión. La punción seca usa agujas para desactivarlos, pero también se relajan estirando.

Avanza la jornada laboral y, con escepticismo, pero con una ligera esperanza, observo mi espalda. Ayer visité a un acupuntor por consejo de un amigo. Lo hice con la intención de olvidarme del dolor agudo que cada día se instala allí donde mi mano derecha se dirige automáticamente, cerca del hombro izquierdo. Esta mañana me levanté más ligero, sin ese peso que me viene acompañando desde hace más de un año. Pero no quiero cantar victoria: masajes, medicación y otros tratamientos no lo han logrado hasta ahora. Lo conozco de memoria, el paso del día lo va cargando, las tensiones aceleran el proceso y el dolor se instala, fijo, irritante, hasta hacerse insoportable.

Esos eran mis pensamientos de hace una semana y ahora sonrío. Puede que por fin haya encontrado la solución. Según mi terapeuta el problema eran unos puntos gatillo que me estaban haciendo la vida imposible. Con paciencia, buscando y con la ayuda de sus agujas los fue localizando uno a uno y deshaciendo. Y a fe que lo consiguió, pues cada vez que uno de eso puntos gatillos se disparaba lo hacía regalándome un espasmo. Una respuesta aguda de la musculatura. Un liberar de golpe todo lo que se había ido concentrando en esa zona. Meses de tensiones, de horas de trabajo sentado frente al ordenador con una mala postura, salían disparados al contacto de la bendita aguja. Una gran contradicción, aquello de que los extremos se tocan. El dolor se había ido con dolor.

Punción seca, ¿Una nueva moda?

La punción seca es una técnica que empezó a abrirse camino allá por los años setenta, cuando la Dra. Janet G.Travell, médico personal del presidente John F. Kennedy empezó a centrar su atención en el dolor muscular. Esta traumatóloga buscó sentido y una solución a las Puncion secamolestias musculares que sus pacientes sufrían de manera crónica. Aunque inicialmente sus esfuerzos se encaminaron a dar a conocer sus avances a los médicos – su obra fue recogida en dos maravillosos volúmenes -, su trabajo adoptado mayoritariamente por los terapeutas manuales.

La técnica se empezó a poner en práctica con el uso de unas inyecciones sin líquido; de ahí su nombre de punción seca. En Oriente hacía años que se había avanzado en esta línea. La Medicina Tradicional China ya conocía de la existencia de esos puntos dolorosos, los llamados por ellos puntos así. Y a día de hoy los sigue tratando con agujas de acupuntura, el calor de la moxa y la fuerza de las ventosas. Sea como fuere, la teoría de la Dra. Travell mejoró y simplifico con la introducción de las agujas de acupuntura.

Ya hace más de 15 años que podemos encontrar terapeutas manuales trabajando con agujas. La idea es sencilla: localizar con la palpación manual el punto doloroso. Después se pincha directamente en los puntos localizados, llamados “puntos gatillo”, y que si son localizados reaccionan con un espasmo muscular que relaja la contractura dolorosa. Más que una técnica en sí, constituye una potente herramienta de fácil aprendizaje y amplio uso.

Ayuda para orientarse en el mapa del dolor

Esta herramienta terapéutica resulta muy potente por dos razones básicas. La primera es la que ya se ha explicado: mediante el uso de agujas deshace los puntos gatillo. LA segunda, a un nivel similar de importancia, es que ayuda a realizar un diagnóstico.

Entre los conceptos que incluye la teoría de los puntos gatillos aparece del dolor referido. Ese dolor se manifiesta en una zona específica en función de dónde se encuentre el punto gatillo. Lo sorprendente es que a menudo el punto está ubicado en un sitio alejado de la zona de dolor. Si se conocen las manifestaciones de cada punto se puede hacer un diagnóstico rápido y fiable, es decir, se sabe dónde buscar la causa del dolor.

Inesperadamente para el paciente, el terapeuta va a pichar, por tanto, no sobre el dolor sino lejos de él, pero cuando presione nuestro músculo buscando la zona contracturada vamos a sentir que está sobre la diana.

Así, cada punto tiene un patrón de dolor. Gracias a los dibujos que representan estos patrones se pueden relacionar rápidamente la molestia y el punto activo. Solo queda deshacerlo.

Cuando observo esos dibujos del dolor referido, aparte del agradecimiento hacia las personas que lo desarrollaron, imagino la cantidad de esfuerzo que costó llegar a estos detalles. Un nivel de concreción que sirve para eliminar mucha incomodidad y hacer la vida más placentera a mucha gente.

Cómo detectar un punto gatillo

El punto gatillo es, sin duda, el malo de la película. Y aún no sabemos nada de él, o de “ellos”, mejor dicho, pues cada músculo tiene los suyos propios. Para diferenciarlos hay que fijarse en los síntomas que producen, el mencionado dolor referido.

Puntos gatilloAsí, un punto gatillo es una zona muy irritada del músculo. Está relacionado con un nódulo hipersensible. El nódulo es aquella pelotita que encontramos y podemos palpar a menudo en nuestra espalda. La que nos molesta, nos duele y hacemos de todo por eliminar. La que parece que nos ayuda a aliviar el dolor cuando apretamos con fuerza pero no que no desaparece.

Aparte de provocar el dolor, debido a la irritación que provoca en los tejidos musculares, el punto gatillo limita la capacidad de alargamiento de los músculos. Por ejemplo, generando una lumbalgia que no nos permite mantenernos en posición erguida. El culpable muy a menudo no es más que un músculo acortado por un punto gatillo activo. Lo mismo ocurre con una tortícolis, en la que no podemos girar el cuello en su totalidad.

Otro posible síntoma que lo acompaña es la pérdida de fuerza. Cuando se sufre un acortamiento en el antebrazo puede que no se consiga abrir fácilmente un bote de conservas o que girar las llaves de la puerta de casa se convierta de pronto en un martirio.

Debajo de los puntos activos se encuentran los latentes, que si se presionan también provocan dolor. Si eliminamos los primeros, los que están dormidos pueden despertar, aunque rara vez sus síntomas son tan agudos como los del punto gatillo principal. Vale tenerlo en cuenta y saber que con una sola sesión no van a desaparecer de raíz todos los síntomas.

Mantenerlos a raya en el día a día.

A la vez que elimina el dolor hay que investigar sus causas y ver si se pueden corregir para no recaer. En algunos casos el origen es estructural, como una dismetría en las piernas, que es posible rectificar con la ayuda de un podólogo. También puede haber una causa nutricional como una dieta pobre en vitaminas del grupo B o C. Pero en la actualidad los desequilibrios emocionales y los físicos suelen ser la clave del asunto. El estrés y la tensión acumulada castigan especialmente la parte alta de la espalda. El miedo, por ejemplo a volar, debilita las lumbares. Un exceso de actividad física puede dañar asimismo la musculatura de las piernas, si somos corredores, o bien del tronco superior, cuando abusamos del gimnasio.

El mejor antídoto frente al dolor es mantener la musculatura elástica y bien hidratada. Caminar una hora al día para los sedentarios o ir al trabajo a pie, es una manera sencilla de tener los músculos “despiertos” y tonificados.

Posteriormente una corta sesión de estiramientos nos va a dejar en óptimas. Si se tiene una tendencia a sufrir de dolor en una zona específica del cuerpo convendrá centrarse en estiramientos que incidan en esa zona. Cinco minutos al día será suficiente, siempre después de moverse, por ejemplo al llegar al trabajo por la mañana o después de la caminata diaria. Así la musculatura está más elástica, mejor nutrida por la sangre.

Vivir sin dolor

Vuelvo a pensar en mi espalda. Van pasando las semanas y creo que ya puedo cantar victoria. El dolor no ha vuelto. Llego a casa sin la irritación enganchada al hombro y sonrío. Como no puedo cambiar mi entorno laboral y todavía no he logrado aprender a tomarme las cosas de otra manera, me he centrado en seguir los consejos de mi terapeuta. Si noto alguna molestia me presiono durante un par de minutos el punto gatillo que me causa problemas. Poco a poco noto cómo se deshace. Y luego no me olvido de realizar cada día los estiramientos que me recomendó: ahora se han convertido en mi rutina habitual antes de abrir el correo electrónico. Doy los buenos días a mi cuerpo prestándole una ligera atención y agradeciendo que sea feliz.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]