Como profesionales, y terapeutas del masaje, sabemos lo importante que es para el bienestar integral de la persona conseguir un efecto positivo a través de nuestras manipulaciones, no sólo en las tensiones físicas que detectamos con nuestros dedos, si no también creando un ambiente de relax y confianza, donde las tensiones emocionales y mentales puedan desaparecer.
Podemos ser grandes profesionales en técnicas de masaje, sabernos todos los músculos, las manipulaciones… Está muy bien, pero si realmente queremos dar un buen servicio a la persona que acuda a nuestra consulta, tenemos que atenderla en su totalidad.
Nadie duda que el masaje nos conecta con nuestros sentidos. Da salida a nuestras emociones y relaja nuestros pensamientos.
¿Qué tiene que ver todo esto con la meditación?
A través de la meditación el alumno de masaje aprende y experimenta, de una forma sencilla, este estado de quietud, integridad y relajación que posteriormente podrá transmitir en sus tratamientos.
Tú no puedes dar lo que tú no tienes
En los medios educativos, o en trabajos donde se requiere una concentración mental, es bien sabido que el cerebro al cabo de dos horas pierde interés, tiene más dificultad para entender la información y asimilarla. Por eso es tan importante incluir la práctica de la meditación en el aprendizaje. No es un tiempo perdido. Es un acto de consciencia y de presencia. Con el tiempo, la experiencia de la meditación te llevará a un estado de paz y de alegría que trascenderá y convertirá tus masajes en un arte meditativo.
